Maldita sea, maldita mi triste cobardía,
que me niega un momento de alegría.
Un abrazo, solo pido eso,
ni siquiera pido un beso.
Aún.
Un segundo, puede que dos, o mejor diez,
en los que pueda disfrutar de tu calidez.
Con tanto o tan poco, bien me conformaría,
así que dame un abrazo mi hermosa María,
y seré tuyo,
solo uno.
De momento.
Seguro que contigo querré ser avaricioso.
Lo sé, porque me haces sentir gracioso.
Y aunque quizás debería sentirme celoso,
con una palabra y una de tus sonrisas,
o una imaginaria caricia,
me haces sentir increíblemente dichoso.
Así que aunque sea de un solo brazo,
dame un cálido abrazo.
Un gran y fuerte abrazo.
Solo uno.
Por el momento momento solo uno.
26/05/2015
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