sábado, 15 de febrero de 2014

Ezio Auditore da Firenze

Salta y corre por los tejados,
Desde las atalayas se deja caer,
y entre las sombras se esconde.
A pie, nadando o cabalgando,
caza y asesina sin dejarse ver,
y nadie sabe cuando ni donde.

Su padre y sus hermanos fueron vengados.
La familia Pazzi, todos asesinados.
Dejando atrás la Toscana, Monteriggioni y Florencia,
llega a Forli, desde donde zarpa rumbo a Venecia.
Allí, da muerte a Grimaldi y los Barbarigo,
y tras varios años encuentra el fruto perdido.
Una pista lo lleva Roma, en busca de un lugar abandonado,
y bajo el Vaticano, su enemigo el español, fue perdonado.
En la cripta recibió un mensaje para su descendiente,
dado por antiguos dioses que del futuro eran conscientes.

Cabalga rumbo al hogar.
Andiamo, Andiamo.

César Borgia arrasa Monteriggioni con sus tropas.
No sirvieron de mucho los nuevos cañones de la ciudad.
pero Maquiavelo lo salva y lo lleva hasta Roma.
Allí, difundiendo su credo, resurge la hermandad.
Los Borgia, los Cento Occhi, los seguidores de Rómulo, e incluso el ejército francés.
El Maestro no encuentra en la hermosa Roma rival digno alguno.
Ni con novedosas máquinas de guerra  le hicieron algún rasguño.
Y gracias a los inventos del magnífico Leonardo, dio a sus enemigos un gran revés.
Años después, César murió en el castillo de Viana,
cuando el Maestro lo arrojó desde la muralla.

Vuela por los cielos, junto a las águilas, y navega por rios y mares.
Con un ejército de putas, ladrones y mercenarios,
está resuelto a matar a todos los templarios.
Lidera a los asesinos, contra la causa de todos los males.

Herido, viejo y cansado,
sigue los pasos de su antepasado.

En Masyaf descubre que cinco llaves ha de conseguir,
que Niccolò Polo en la grandiosa Constantinopla escondió.
Y sin pensarlo dos veces hacia allí partió,
en busca de los misterios y secretos del legendario Altaïr.
Todo tipo de bombas y artilugios aprende a fabricar.
Y a dos ejércitos en la misma ciudad se debe enfrentar.
Tras hacerse amigo del inteligente príncipe Suleimán,
se ve envuelto en la lucha entre los herederos al trono de Sultán.
En la Capadocia descubre que uno de ellos dirige a todos sus enemigos,
y que para conseguir las llaves, a su amada, Sofia Sartor, secuestró.
Sin tiempo para llorar a su amigo Yusuf, las llaves por Sofia entregó.
Lo que el heredero no sabía es que no hay rival al que Ezio no haya vencido.
Finalmente tras la misteriosa puerta en Masyaf encuentra la tumba de una leyenda,
y un nuevo fruto perdido, que deja, pues más misterios y secretos no le interesan.

Del famoso Altaïr desciende,
Ezio Auditore da Firenze.

Y en una piaza de tu amada Firenze,
Requiescat in pace.


07/12/2011




*Sígueme en Twitter: @LusDIvan

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